Si vas corto de sueño, la situación se resuelve durmiendo más horas. Esto es fácil de decir y entender pero para llevarlo a la práctica es necesario que te pongas manos a la obra y hagas cambios importantes en la organización de tu vida.

Recuerda que el sueño no se recupera y es necesario dormir todos los días las horas que necesitamos. Da al sueño toda la importancia que tiene, es un pilar de tu salud, e intenta organizar tus horarios de tal manera que el sueño pueda ocupar el espacio que necesita. El despertar natural es el que se produce sin despertador.

Si por el contrario es que tu sueño no es reparador a pesar de dormir las horas necesarias hay que descubrir el motivo que hace que esto suceda.

Un sueño no reparador puede manifestarse desde que nos despertamos con somnolencia, ganas de seguir en la cama y falta de energía. En otros puedes levantarte despejado, pero conforme avanza el día notar que se te van gastando las pilas, te cuesta concentrarte y rendir en el trabajo o presentas somnolencia diurna sobretodo en situaciones pasivas. Las situaciones más frecuentes en las que suele iniciarse la somnolencia son después de comer o mientras realizamos actividades que pueden resultarnos monótonas, como conducir.

En estos casos es necesario descartar la presencia de un trastorno del sueño. El más frecuente que suele ser un síndrome de apnea del sueño, aunque otros trastornos del sueño menos frecuentes también asocian somnolencia.

Estados de ánimo bajo muy frecuentemente presentan somnolencia diurna, así como ciertos fármacos.